Escritor: Brian Hilton
Publicado: 19/12/1998


Hace cuatro años que trabajo con Visión Mundial en el restablecimiento del marañón. Como el marañón se ha mencionado varias veces en END, me puse a pensar que escribiría con mayor información.

El marañón (Anacardium occidentale) se conoce como un cultivo del hombre pobre, pero esto probablemente es porque crece bien sobre suelos arenosos de poca fertilidad. En Mozambique y Tanzania el marañón ocupa zonas de tierras bajas cerca de la costa con una precipitación entre 900 y 1300 mm (35.5-52 pul.) al año. Las temperaturas frescas de menos de 7ºC (45ºF) elimina las flores y por eso es que el marañón no crece en las alturas mayores de 500 m. (1640 pies) en Mozambique.

El procesamiento del marañón es complicado y costoso a causa de la existencia del CNSL (líquido de cáscara de nuez de marañón). Este líquido contiene 90% de ácido anacárdico y 10% de cardol. Estos líquidos son muy cáusticos y cuando se calientan los vapores son venenosos. Se encuentran compuestos parecidos en el zumaque venenoso. De hecho, las personas sensibles al zumaque frecuentemente desarrollan una sensibilidad de la piel ante el CNSL.

En África Oriental los rendimientos de marañón han sido devastados por el añublo en polvo o mildeu (Oidium sp.) que mata las flores. Sin tratamiento los rendimientos son muy bajos de 0 a 5 kg. (0-1.1 lb.) por árbol. Con tratamiento de fungicida los rendimientos pueden ser de 15 a 40 kg. (33-88 lbs.) por árbol. Algunos agricultores dan tratamiento cubriendo con azufre, pero yo no puedo recomendar esto debido a los efectos acidificantes del azufre sobre suelos arenosos, los cuales ya son ácidos.

Intentamos mejorar los rendimientos de marañón sin sustancias químicas. Esto se hace podando los retoños en las ramas más inferiores. Estos suelen ser altamente infectados por dicho añublo y son una fuente de esporas para infección futura. Se recomienda también limpiar las malezas de la base del árbol para eliminar la competencia, hacer más fácil la recolección, y crear una barrera rompe fuego. En Mozambique la quema incontrolada representa la mayor amenaza en contra de los árboles de marañón productivos. La segunda plaga más importante es el Helopeltis anacardii, un insecto que chupa la savia y puede ocasionar mucho daño a la flor.

Un estadista ha llamado al marañón la planta agrícola más variable con la que él ha trabajado. Tenemos árboles que han producido 40 kg. de nueces en un año, y el siguiente bajan su producción a cero, principalmente a causa de enfermedad. La precipitación, infestación de insectos, humedad y temperatura pueden todos afectar los rendimientos de variadas maneras. Esta variabilidad dificulta las investigaciones y disminuye el valor del marañón al agricultor pobre quien necesita un ingreso regular. Aquellos que parecen hacer dinero con el marañón suelen ser agricultores y operadores comerciales que pueden implementar un programa regular de fumigación.

La mayoría del trabajo se necesita durante la recolección, (la cual cae durante la temporada baja para la mayor parte de los agricultores). Se recogen diariamente las nueces que caen en la superficie del suelo ya que el hurto puede ser bastante alto en zonas densamente pobladas. El trabajo no es pesado y las viudas en una encuesta pidieron el marañón como un cultivo que podrían atender con la pequeña cantidad de trabajo familiar que tenían disponible. Otra ventaja del marañón consiste en que la recolección cae justamente antes de la época lluviosa cuando muchas familias pobres necesitan algún ingreso para el trabajo del campo.

Para aquellas personas que laboran en zonas donde el marañón es común, uno podría considerar ayudar a los agricultores para crear asociaciones de comercialización de tal manera que puedan vender en cantidad y quizás negociar precios mejores con los comerciantes. Si se identifican árboles superiores en producción, los plantones se pueden reproducir con injerto de grieta de 10 cm. del material de retoño nuevo (del cual se han quitado las hojas) a las plantas jóvenes de viveros.

Cita este artículo como:

Hilton, B 1998. Nuestra experiencia con el marañón. ECHO Notas de Desarrollo n.o 62