Mientras conducía por el campo en el Malawi rural con uno de mis colegas, no pude evitar observar la resequedad y desolación de los campos. Dondequiera que mirara, la tierra se veía árida y a los productores alrededor les quedaba muy poca esperanza.
Ese día hablamos con varios productores, pero una mujer sobresalió entre ellos. Nos dijo que ya había tirado la toalla con su pequeña parcela a la par de la casa—de unos 30x40 m. Nada crecía ya, ni siquiera con fertilizante químico. Su plan era dejar la tierra en barbecho durante unos años con la esperanza de mejores días.
Esa conversación abrió la puerta. Le presenté la idea de que es posible restaurar el suelo—no en décadas como en el bosque, sino más bien en pocas temporadas—utilizando sistemas naturales inspirados por el bosque. Ella se mostró dispuesta a probar. Comenzamos con Gliricidia sepium y una sencilla transferencia de biomasa2 para mantenerla interesada (Lablab purpureus). Durante el segundo año, ella agregó frijol lablab/frijol jacinto (Lablab purpureus). Apenas 12 meses después, tras su primera cosecha de maíz, la diferencia era visible. Ese éxito le dio la confianza y el entusiasmo necesarios para seguir adelante.
2 Ella utilizó la biomasa de hojas de gliricidia de árboles vecinos a su campo para sumar fertilidad a la tierra hasta que los árboles sembrados directamente en su parcela maduraron lo suficiente para que el material de poda se agregara directamente a la misma.
Contexto y necesidad
En la región sur de Malawi, la mayoría de los pequeños productores trabaja con menos de 0.40 ha (1 acre) de terreno, a menudo dependiendo totalmente del maíz o de otro grano de cereal para alimentar a sus familias. La agricultura se basa en gran parte en la subsistencia, y la presión sobre el suelo es enorme. Años de siembra continua y alteración del suelo sin medidas de conservación han dado lugar a erosión y degradación graves. Un estudio reciente estimaba que en cada estación se pierden 30 toneladas de capa vegetal por hectárea – una pérdida impactante que ha empujado a algunos productores a abandonar su tierra completamente (Chinseu, 2021; Troosters et al., 2024).
Lo que queda por lo general es subsuelo y arcilla, elementos para los que es difícil sustentar cultivos sanos, aún con la aplicación de fertilizante. Los productores son testigos de primera mano de que el fertilizante químico solo ya no funciona. Mientras tanto, el compostaje—aunque es ampliamente promovido—requiere un uso intensivo en mano de obra, es costoso y suele ser poco práctico debido a la falta de materia orgánica, el bajo rendimiento percibido y la cantidad necesaria para lograr cultivos sanos. En muchas áreas, el ganado en pastoreo libre hace casi imposible que durante la temporada seca haya capa vegetal si no hay cercas o regulaciones, que raramente se aplican.
En esencia, la crisis tiene que ver con la materia orgánica, nuestra esponja en el suelo—su pérdida y la urgente necesidad de recuperarla. Y la forma más práctica de hacerlo, especialmente para los productores de bajos recursos, es cultivarla ellos mismos, en la misma parcela donde siembran sus cultivos (Lal, 2015) .
Ahí es donde entran en escena los sistemas de abono verde/cultivo de cobertura (AVCC). Al intercalar leguminosas anuales de rápido crecimiento y árboles—como la gliricidia, el frijol lablab, o el gandul (Cajanus cajan)—los productores pueden reconstruir la materia orgánica, mejorar la fertilidad del suelo, suprimir malezas, cultivar madera para leña y más alimentos, entre otros muchos beneficios, en la misma cantidad de tierra. Cuando se plantea de tal forma que conecta con sus desafíos y aspiraciones, este enfoque tiene sentido, y los productores se muestran dispuestos a sembrar cultivos de cobertura
En toda nuestra región, cientos de productores han adoptado ya el sistema gliricidia/AVCC y sistemas regenerativos similares. Algunos ya informan que han eliminado la necesidad de utilizar fertilizantes químicos e incluso compost, dependiendo únicamente de la biomasa de árboles como la gliricidia. Estamos viendo cómo estos sistemas se propagan de una aldea a otra, impulsados por su difusión de boca en boca y el impacto visible.
Descripción del sistema
Figura 3. Sistema de diagrama con árboles (círculos verdes) y cultivo de cereal (círculos amarillos). Fuente: Nathan Deboer, derechos reservados
Este sistema regenerativo se puso a prueba, a nivel piloto, con una productora cuya tierra había quedado casi inutilizable debido a la compactación extrema (mostrando una resistencia a la penetración que fluctuaba entre 1.73 a 3.45 Mp [250-500 psi]) y la degradación del suelo debido al impacto de las gotas de lluvia y los efectos de la erosión y la labranza. Muchas zonas de Malawi se enfrentan a condiciones similares. Nuestro objetivo era introducir un proceso regenerativo que le ayudara a restaurar la fertilidad del suelo utilizando métodos accesibles y escalables.
Explicación paso a paso
Entender el problema y apropiarse de él
Comenzamos explicando a la productora las causas que originan la condición de la tierra – la erosión y el uso excesivo. Era importante enmarcar esto no como una maldición externa o los misterios del cambio climático, sino como resultado del desconocimiento y que se podría revertir y solucionar a través del conocimiento y la acción.
Capacitación y orientación
Organizamos una pequeña capacitación comunitaria, con fotos y ejemplos de la vida real para introducir principios regenerativos como raíces vivas y producción intensiva de biomasa. La productora reunió a los vecinos, y mantuvimos las cosas informales pero enfocadas.
Establecimiento de vivero
Suministramos semillas de gliricidia, tubos de vivero y capacitación básica. El vivero se inició unos 3 meses antes del inicio normal de las lluvias (alrededor de septiembre en Malawi). Hicimos hincapié en que hay que regar con regularidad y dar seguimiento para garantizar la germinación y el éxito de las plántulas.
Preparación del terreno y siembra de árboles
Una vez que las plántulas estuvieron listas, impartimos otra capacitación para preparar estaciones de siembra. Los productores utilizaron azadones y referencias corporales para el espaciamiento de las estaciones de siembra de cereales, ~75 cm para las filas, ~50 cm dentro de las filas (Figura 3) y ~15 cm de profundidad. Colocamos un gran puñado de hojas de gliricidia en cada agujero, enterradas bajo 5 cm de suelo. Las hojas se agregaron 2-3 semanas antes de sembrar.
Manejo de la gliricidia
Los árboles se sembraron a intervalos de 3 m (Figura 3). Enseñamos la diferencia entre poda de descopaje y poda de recepado,3 recomendando el descopaje por encima de la altura de la cabeza para el manejo de sombra, espacio, y consideraciones sobre competencia. El manejo temprano incluyó la poda de ramas horizontales del arbusto y darle forma al árbol para regular la sombra y promover el crecimiento de biomasa. biomass growth.
3En este contexto, poda de descope significa alentar a los productores a podar árboles por encima de la altura de la cabeza (aproximadamente 1.5-2 m), para que el árbol no interfiera con los cultivos pero que siga produciendo biomasa y sombra. Este enfoque funciona bien en espacios estándar (como 3x3 m). A diferencia de la poda de descope tradicional, donde se eliminan todas las ramas laterales, recomendamos que los productores dejen varias ramas estratégicas para proporcionar sombra discontinua y fotosíntesis sostenida. El recepado o poda de monte bajo, por el contrario, implica cortar el árbol casi a ras del suelo (unos 50 cm o altura de la rodilla), lo que hace que produzca muchos nuevos tallos. Este método es más intensivo y mejor para árboles sembrados juntos, como en campos irrigados o parcelas de alta densidad, pero requiere una poda cuidadosa para evitar demasiada sombra o competencia. Según el espaciamiento de los árboles y de las metas de manejo, los productores pueden mezclar estos métodos dentro de una sola parcela.
Transferencia de biomasa para el primer año
Figura 4. Temporada uno con transferencia de biomasa (el maíz fue fertilizada con hojas de gliricidia de una parcela vecina). La gliricidia que se muestra en A no se podó esta estación. B muestra hojas siendo preparadas para aplicar como abono. Fuente: Nathan Deboer, derechos reservados
Debido a que la productora no tenía árboles establecidos, utilizamos la transferencia de biomasa de árboles de gliricidia cercanos durante la primera temporada de cultivo (Figura 4). Esto mantuvo su motivación mientras esperaba que sus árboles maduraran.
Cultivo intercalado con frijol lablab
En la segunda temporada, ella intercaló frijol lablab (Figura 5), que mejoró la fijación de nitrógeno, añadió mulch vivo, y agregó otro cultivo cosechable. También la capacitamos para cocinar con hojas de frijol lablab. Sin embargo, la presión del ganado era un desafío, especialmente en la estación seca.
Uso continuo y escalamiento
Figura 5. Temporada dos tras la cosecha de maíz. El frijol lablab está comenzando a extenderse y cubrir la parcela. Fuente: Nathan Deboer, derechos reservados
Para el segundo año, la productora estaba produciendo alrededor del 75% de sus necesidades de nitrógeno a partir de sus propios árboles. Ella pudo podar y usar las hojas directamente en las estaciones de siembra y como abono de cobertera. Ella llenó los espacios vacíos con nuevas plántulas y comenzó a inspirar a otros productores a su alrededor.
Materiales o preparación necesaria
Semillas o esquejes de Gliricidia sepium
Semilla de frijol lablab
Tubos para vivero
Fuente de agua para las plántulas
Azadones o herramientas de excavación para estaciones de siembra
Retos y ajustes
Figura 6. Estaciones de siembra y árboles sin podar en la temporada dos. Fuente: Nathan Deboer, derechos reservados. Fuente: Nathan Deboer, derechos reservados
Mortalidad de los árboles: algunas plántulas no prosperaron y fueron reemplazadas en el año dos
Presión del ganado: las cabras se comieron el frijol lablab durante la estación seca
Demanda inicial de mano de obra: las visitas regulares y el seguimiento fueron fundamentales para el éxito
Complejidad del manejo: los árboles plantados densamente necesitaban una poda cuidadosa (Figura 6)
Cambios de mentalidad: la productora necesitó una explicación detallada y tiempo para entender y generar la motivación necesaria a fin de asumir el riesgo e intentar algo nuevo y desconocido.
A pesar de ello, la productora consiguió iniciar el proceso de restauración de su tierra. Su rendimiento mejoró, sus vecinos se dieron cuenta, y el sistema ahora se está extendiendo orgánicamente.
Resultados y repercusión
Figura 7. Resultados de la transferencia de biomasa del primer año. A la izquierda (su mano derecha) hay una mazorca de maíz de la parcela de control y a la derecha (en su mano izquierda) hay una mazorca de maíz del que recibió las dos aplicaciones de hojas de gliricidia. Fuente: Nathan Deboer, derechos reservados
Notamos mejoras evidentes en el crecimiento de las plantas, la fertilidad del suelo y la mejora económica de la productora. En 24 meses, ella pudo cultivar suficiente nitrógeno propio para satisfacer el 75% de las necesidades de su cultivo utilizando hojas de gliricidia, una gran ventaja en un contexto donde los fertilizantes suelen ser caros o no se encuentran. Puesto que continuó utilizando estaciones de siembra regulares y la incorporación de biomasa, ella también mantuvo e incluso mejoró la fertilización año tras año (Figura 7).
Pero más allá de la transformación física, vimos un poderoso cambio emocional. Ella tenía esperanza de nuevo. Su entusiasmo era visible, y ese entusiasmo es contagioso. Sin ninguna solicitud formal, ella y unos pocos vecinos formaron lo que comenzaron a llamar un “club de innovación.” Se inspiraron para experimentar, compartir resultados y apoyarse unos a otros en la continuación de las prácticas de regeneración. Esta acción espontánea fue una fuerte señal para nosotros de que la tecnología estaba funcionando-no sólo agronómica, sino también en las esferas social y sicológica.
Por supuesto, sigue habiendo retos. Nada que valga la pena hacer se hace sin esfuerzo. Es por eso que siempre comenzamos ayudando a los productores a comprender el problema de largo plazo y fijar expectativas realistas. La regeneración demanda tiempo y paciencia, y no hay una solución sencilla. Pero cuanto más duro trabajemos y en forma más creativa, más rápido veremos las recompensas, y mejores serán.
Parte de nuestro trabajo es ayudar a los productores a redescubrir la alegría en la agricultura. Porque si bien todos en la aldea pueden cultivar, no todo el mundo ama la agricultura. Nuestro objetivo es encontrar y empoderar a aquellos que ven la agricultura como algo más que la supervivencia - aquellos que admiran el milagro de una semilla que muere y se levanta para producir alimentos. Estas son las personas que llevarán adelante estos sistemas, que los difundirán entre otros, los mejorarán y en quienes valen la pena invertir.
Conclusión / Motivación
Una de las lecciones clave que hemos aprendido es que los productores necesitan primero entender la raíz del problema: cómo se desarrolló la infertilidad en el suelo, y qué hará falta para revertirla. Una vez que captan la idea de que pueden cultivar su propia materia orgánica, reconstruir su suelo y mantener mulch vivo todo el año, algo hace clic. El concepto de que el suelo está vivo - y que el suelo vivo es nuestro medio de vida - es sencillo, pero profundamente transformador.
Figure 8. Sistema maduro de nivel uno con AVCC. Estos árboles estaban en un sistema de poda de recepado y una vez que los manejadores aprendieron la poda de descope, decidieron cambiar. Mencionaron que les gusta trabajar en el campo con algo de sombra. Fuente: Nathan Deboer, derechos reservados
Por esta razón creamos nuestro sistema AVCC de nivel uno (Figura 8). Es intencionalmente sencillo: una especie intercalada, como la gliricidia, fácil de establecer, produce biomasa en forma intensa y sirve para muchos propósitos. En el pasado, abrumamos a los productores con demasiado. Ahora, comenzamos en pequeño y construimos a partir de ahí.
A otros que están considerando este sistema: pruébenlo. Comience con una especie adecuada para su entorno. Haga los ajustes que sean necesarios: la altitud, los patrones de precipitación y las preferencias culturales son importantes. Pero en esencia, los sistemas AVCC son una solución viable y escalable para la actual crisis de fertilidad del suelo que enfrentan los pequeños productores (Bunch y personal de ECHO, 1985).
No vean esto simplemente como una enmienda al suelo. Piensen en este concepto como una puerta hacia la agrosilvicultura, la seguridad alimentaria, el control de malezas y la resiliencia al cambio climático. Sobre todo, adopte una mentalidad de experimentación. Espere el fracaso y úselo como un trampolín hacia la prosperidad a largo plazo.
Referencias
Bunch, R. and ECHO Staff. 1985. “Green Manure/Cover Crops [Abono verde/Cultivos de cobertura].” ECHO Technical Note no. 10.
Chinseu, E., H. Mloza-Banda, and M. Mwale. 2021. “Soil degradation and smallholder farmers’ adaptive strategies in southern Malawi [Degradación del suelo y estrategias de adaptación de los pequeños productores en el sur de Malawi].” Malawi Journal of Agriculture.
Lal, Rattan. 2015. “Restoring Soil Quality to Mitigate Soil Degradation [Restauración de la calidad del suelo para mitigar su degradación].” Sustainability, 7(5), 5875–5895.
Troosters, W., G. Heinrich, L. Pearson, L. Chiwaula, and W.J. Burke. 2024. “The Economic and Social Cost of Land and Soil Degradation in Malawi [El costo económico y social de la degradación del suelo en Malawi]”. Catholic Relief Services. Boletín de política MwAPATA no. 29. https://www.crs.org/sites/default/files/pb29_mw_cost_of_land_degradation.pdf